viernes, 3 de junio de 2005

Victimas de la manipulacion

Escuchaba esta tarde en mi emisora de cabecera (SER: La Ventana) a dos victimas del terrorismo. Por las dos siento un gran respeto y admiracion: Irene Villa y Bárbara Dührkop , viuda de Enrique Casas, senador socialista asesinado por ETA en 1984.
Irene a favor de la manifestacion de mañana en Madrid, Barbara en contra. Ambas en contra de la negociacion con ETA, al igual que el Gobierno y el Parlamento.
Barbara a favor del acuerdo del Parlamento de "Una vez que ETA deje las armas sentarse a dialogar", Irene desconfiando de que ETA deje las armas, por lo tanto y por ello, no acepta que se puedan sentar a dialogar.
Salen las palabras de Irene con total naturalidad, aunque a veces duda ante las palabras de Barbara.
Se esta diciendo que ya se esta negociando, sin aportar ninguna prueba. Que el gobierno y el parlamento han aprobado el negociar con ETA y que ETA impondra lo que quiera. Nadie aporta ninguna prueba de todo ello. ¿Alguien cree que si el PP, El Mundo, La Razon, ABC y todos los demas componentes de la orquesta mediatica tuvieran algun dato no lo hubieran sacado a la luz? ¿Porque se creen las palabras de personas que estan desacreditadas por mentir sin que estas aporten prueba alguna, en vez de los acuerdos publicados en el Boletin Oficial de las Cortes Españolas?.
Me ha dado pena esta tarde Irene Villa, repetia consignas del PP, al mismo tiempo que criticaba la politizacion del acto de mañana. Lo peor es que creo que hablaba sinceramente, es decir, no se ha dado de cuenta que tambien es victima de la manipulacion.

Se impone un poco de sosiego y que mejor que Ruben Dario. Un poema dedicado a Margarita Debayle:

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,

un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: -"¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y “¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
-"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad."

Y el rey clama: -"¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar."

Y dice ella: -"No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté."

Y el papá dice enojado:
-"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver."

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: -"En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí."

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.