jueves, 24 de enero de 2008

El cactus purpura del templo

A diferencia del la genial pelicula de Woody Allen, dan ganas de entrar en la pantalla donde se proyecta esa pelicula casposa protagonizada por algunos obispos mas casposos todavia y cantarles las cuarenta.
El desafio que cada vez mas troglodita protagonizan personajes como el arzobispo de Valencia y otros compañeros de banquillo, deberia servir para que de una vez por todas, el Estado español, tratara a estos individuos, como a cualquier otro ciudadano, sin prebendas ningunas.
Ya esta bien de estar asignando dinero del erario publico y de pasar por alto los impuestos que debieran estar pagando como cualquier otra organizacion.
Me parece muy bien que se ayuden a las organizaciones que prestan ayuda social, de la misma manera que al resto de organizaciones y en las mimas condiciones. Me parece muy bien, que se ayude a los miembros de la iglesia que han cumplido la edad de jubilacion y no cuentan con ingresos que les permitan vivir dignamente, al igual que se ayuda a otras gentes en las mismas condiciones.
Ahora bien, que se financie en las condiciones actuales, para que encima se dediquen a agitar a la sociedad contra las instituciones legalmente establecidas y elegidas por el pueblo, es algo que no se puede consentir. Si quieren hacer politica, que se presenten a las elecciones y que se paguen la campaña con sus dineros y no con el de todos los españoles. Hermanos en Cristo, vale; pero de primos, nada.