sábado, 6 de agosto de 2005

Cuaderno de viaje (VI)

Hoy el desayuno tenia buena pinta, lo malo es la organizacion pesima del servicio del hotel en el buffet. Los panecillos y demas bolleria es sacado con cuentagotas y apenas se dejan las bandejas sobre la gondola expositora desaparecen como si nunca hubieramos comido. Puede ser consecuencia de la cena de la noche anterior.
Madrugamos un poco porque segun Cary (no se si se escribe asi), la guia que nos acompaña hoy por varios puntos de Belgica, si llegamos pronto a Brujas, podremos hacer la visita con menos apreturas.
brujas
Vamos saliendo de Bruselas, al tiempo que la guia nos culturiza con datos sobre el pais y sus gentes, incluidas entre ellas, las correspondientes a las dinastias reales, las cuales parecen ser que comenzaron casi con un anuncio en un periodico solicitando persona con cualidades para ser rey de Belgica.
Llegamos a Brujas y comenzamos la visita con una primera parada en un miccitorio, en el cual, previo pago de un pequeño obolo, se puede desahogar -o desaguar- uno tranquilamente.
Vamos pasando por jardines, canales, beaterios y demas lugares pintorescos y con gran belleza -todo hay que decirlo-, con la amenaza constante de la guia de castigarnos sin postre si nos descolgabamos. Comprendo lo duro que debe ser "guiar" a un grupo numeroso de personas y que te hagan caso, pero la simpatia y amabilidad no esta reñida con estas circunstancias. Yo por si acaso, sigo el cortejo, sin perder de vista la punta del paraguas de Cary, que regularmente levanta, para conseguir una agrupacion y comenzar la explicacion correspondiente.
Aprovechamos el tiempo libre para compras de encajes, en la tienda recomendada por la guia por su honradez en la legitimidad de sus articulos y en sus precios no abusivos.
Dicen que Brujas es la Venecia flamenca, se refieren logicamente a sus canales, pero, por si acaso me aventuro a pedir un cafe expresso, por si acaso tambien se asemejan en eso a los italianos y "disgusto" un cafe "expresamente" malo. Otra vez sera hermano.
Comemos en un restaurante situado en un cuarto o quinto piso(mi duda es debida a que subimos y no era la sala convenida, por lo que tuvimos que bajar a otra sala mas abajo, asi que perdi la cuenta del piso en donde estaba situado. La comida bastante bien y el local muy agradable.
Tras la comida, a paso acelerado, quizas para bajar grasas, nos acaecamos al autobus, para dirigirnos a Gante, la ciudad natal del emperador Carlos I de España y V de Alemania, bueno, Carlos para la guia en sus continuas referencias.
Gante
Laciudadunamaravillallenadecosasamaravillosasquehayqueverrapido porquenohaymuchotiempoporquetenemostidaviaqueiravisitarBruselas.
Encimasenosdespitanalgunosqueselesocurretenerquehacerpipiaesas horas.Aestasexcursionessevienedesbebidoydescomido.
A este ritmo, la verdad que me esta cansando un poco el viaje, asi que me quedo en el bus, cuando todos los demas bajan para hacer la foto del Atomium en Bruselas, ya la bajare de internet. Bueno, la foto siguiente, como todas las de los Cuadernos de Viaje, son nuestras.
atomium
Vemos al paso la residencia de los reyes de Belgica, asi como decenas de edificios antiguos y modernos, para acabar a pie la visita, atravesando la plaza de España camino de la Plaza Mayor o Grand Place, con sus maravillosos edificios. Continuamos por una de las calles que parten de la plaza, para visitar el Manneken-Pis y al paso, tomar nota de los establecimientos que nos recomienda la guia para comprar Chocolates y bombones artesanales, con confianza, calidad y buen precio. Al pie del Manneken-Pis, la guia se despide, tras lo cual se le dedica un cariñoso aplauso.
Una jornada muy dura, ya nos lo dijo la guia al comenzar la visita matinal a Brujas: la vida mas dura es la del turista.
Pues con la tortura del cansancio a cuestas, todavia nos quedaba la ultima vuelta de tuerca: la cena en el restaurante famoso de la noche anterior. No fue tan cruel, pero en mas dificil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que ellos entren en la guia Michelin.
Al salir de la cena, paseamos entre las mesas de los restaurantes de las calles alrededor de la Grand Place, jurando quedarnos sin la cena del dia siguiente en el restaurante "Michelin" y saborear una olla de Moules, "aunque reviente". La mocion es seguida por otras dos parejas. Esta noche soñaremos mas sabrosamente.